sábado, 4 de febrero de 2017

RECORDANDO AL GENERAL SAN MARTÍN



Nota republicada
HACE 204 AÑOS PARTÍA DE LOS “CUARTELES DE RETIRO”
Por Oscar Dufour |                                          
 El 28 de enero de 1813 comienza la epopeya del Regimiento de Granaderos
A comienzos del año 1813 las Provincias Unidas del Rio de la Plata se encontraban jaqueadas por el Ejército realista, las fuerzas españolas desde Montevideo y desde la Isla Martin García, con una férrea resistencia contra el Gobierno de Buenos Aires constituían un verdadero peligro para la naciente Revolución Patriótica Independentista.
Los Godos bombardeaban sorpresivamente en la noche con sus granadas, causando pánico en las tranquilas tertulias porteñas, pero su objetivo era más ambicioso que sembrar el terror en las noches, Juan José Paso -miembro del Triunvirato Gobernante- entonces informaba así de un plan del enemigo invasor que se pondría en ejecución de un momento a otro y que consistiría en: “un desembarco en esta (Buenos Aires) o en alguno de los puntos inmediatos por una combinación de los españoles europeos, una salida general contra el ejercito sitiador, una expedición sobre baterías de Punta Gorda, Santa Fe o Bajada, otra igual sobre el Uruguay y contra el Cuartel General en otro punto que nos corte el pasaje libre de nuestras correspondencias y pertrechos.” Es que era de vital importancia estratégica para la corona española poder tener el control del Rio Paraná y poder remontar libremente sus aguas que los comunicaba con Asunción del Paraguay y el Alto Perú.
Ya contando con información fehaciente de las intenciones de los Godos, el Gobierno de Buenos Aires, le encomienda al recientemente ascendido (7 de diciembre de 1812) Coronel D José de San Martin y su Regimiento de Granaderos, la misión de frenar las acciones y amenazas de los españoles; debía “defender las costas del Paraná” insistentemente atacadas. El decreto mencionado expresa en su parte resolutiva  “Atendiendo a los meritos del Comandante don José de San Martin ha venido a conferirle el empleo de Coronel del Regimiento de Granaderos a Caballo, concediéndole las gracias, exenciones y prerrogativas que por este título le corresponden.”
Llego la hora de poner a prueba luego de más de un año de intenso entrenamiento, al primer Ejército regular patrio, era la primera vez  que el gobierno revolucionario luchaba con un ejército profesional instruido de forma regular, y esta profesionalización del Ejercito la hace San Martin; la formación del Escuadrón de Granaderos puso en evidencia las dotes de organizador del Gran Capitán. Fue sereno e implacable como constructor de ejércitos, estando en todos sus detalles. Fue también el vivo ejemplo que sus soldados debían imitar. Redacto un código de honor para los oficiales, que fue una prueba para templar la moral, el espíritu y la fortaleza física de sus integrantes. En los “Cuarteles de Retiro”, esta zona era conocida así desde la época de las invasiones inglesas (1806-1807) siendo su ubicación aproximada la zona que bordea la actual plaza San Martin (Arenales y Maipú) , comenzó la selección e instrucción del personal que a su pedido al Gobierno Central provenía de distintos puntos; San Martin solicito -textual- el “envió de 300 connaturales míos de elevado porte y fuerte contextura física” estos hombres viajaron cientos de kilómetros por difíciles caminos. Frente al mismo Regimiento, ante la curiosa mirada de los habitantes de la zona de Retiro, se realizaban diariamente las prácticas en el llamado “Campo de la Gloria”. El periodo de formación del Regimiento y su instrucción se cerró casi un año y medio después de su creación con la colaboración de Carlos de Alvear y  Matías Zapiola, previo al Combate de San Lorenzo.
El 28 de enero de 1813 comienza la epopeya del Regimiento de Granaderos, parte de los Cuarteles del Retiro rumbo a San Lorenzo. El Coronel San Martin al mando de 120 Granaderos escogidos de los Escuadrones 1 y 2 que eran los más instruidos, marcho por el derrotero de postas que existían camino de Santa Fe; Santos Lugares, Conchas, Arroyo Pinazo, Pilar, Cañada de la Cruz, Areco, Cañada Honda Arrecifes, San Pedro, San Nicolás, Arroyo Seco, Arroyo del Medio, Rosario, Espinillo y finalmente San Lorenzo, ubicado a una legua del convento de San Carlos y a la que llegaron el 2 de febrero por la noche.
El Combate de San Lorenzo tuvo lugar el 3 de febrero de 1813junto al Convento de San Carlos Borromeo en la localidad de San Lorenzo de la Provincia de Santa Fe, entre las fuerzas independentistas patrias y las colonialistas españolas. Fue el único hecho y acción directa militar que comando San Martin en el suelo patrio y que marco para siempre nuestra historia y nuestro destino como Nación, así con esta contundente victoria, iniciaban aquellos “Centauros” su gloriosa gesta de Libertad e Independencia. Ante las críticas de algunos revisionistas, tratando de minimizar el hecho; quiero destacar que observando en retrospectiva, su escasa duración de quince minutos, con un pequeño número de participantes y armamentos, hoy tal vez no nos llamaría la atención, pero todo ello debe ser analizado en el tiempo y en el contexto político-estratégico en que el triunfo se dio. Ya que no solo fue muy importante para la época, sino que los españoles jamás pudieron volver a remontar el Rio Paraná que los comunicaba con Asunción del Paraguay y el Alto Perú; destaco que años después otros países colonizadores se atrevieron a surcar sus aguas, pero tanto en la “Vuelta de Obligado”, como en “San Lorenzo” nuevamente y en “Punta Quebracho”, donde la “flota de la alianza Anglo-francesa”, muy superior en armas a las nuestras, que pretendió condicionar desde un comienzo nuestra Independencia, sufrió la misma suerte, la misma derrota.
En el Combate de San Lorenzo, la gloria es inmensa entre los que participaron de esa batalla, por más que haya durado apenas unos minutos, fue un combate fulminante. Con 125 Granaderos se ataco por sorpresa luego de una minuciosa planificación y se doblego a una fuerza notoriamente superior, fue un ataque de “pinzas”; el choque fue tremendo, y pese a que los godos alcanzaron a formar un martillo para contener la embestida, los sables y las lanzas de los Granaderos pronto los sumieron en el desastre, estuvieron secundados por unos 60 milicianos de Infantería que permanecieron en la retaguardia y que no hay testimonios fehacientes de su participación en la batalla (las mismas milicias rosarinas que el General Manuel Belgrano le encargara formar a Celedonio Escalada en 1812). Los realistas tuvieron 40 bajas y decenas de detenidos, mientras que nuestros Granaderos sufrieron 14 muertes y 26 heridos. En su nomina vamos a observar, lo que les mencionara y resaltara a los lectores más arriba y me refiero a sus orígenes; los muertos en combate fueron los puntanos Juanario Luna, José Gregorio Franco y Basilio Bustos;  los correntinos Juan Bautista Cabral y Feliciano Silva; los santiagueños Ramón Saavedra y Blas Vargas; los Riojanos Ramón Amador y Domingo Soriano; los cordobeses José Márquez y José Manuel Díaz; el bonaerense Juan Mateo Gelvez; Domingo Porteau nacido en España en los Pirineos, el chileno Julián Alzogaray; falleciendo 14 días después de la batalla el Capitán Bermúdez.
Se disuelve en 1826 el Regimiento de Granaderos y se recrea en 1903.
El Regimiento de Granaderos fue disuelto en 1826, justamente al terminar la Guerra de la Emancipación, no participaría por dicha circunstancia, en las guerras internacionales ni en las contiendas que asolaron al País. El espíritu que animo al General San Martin en toda su vida, de no mezclarse jamás en las luchas civiles ni en participar en otra guerra que no fuese destinada a lograr la libertad de la propia Patria y de otras Naciones del Continente, por esos avatares del destino, se había transmitido incólume al Regimiento de Granaderos, que podía ostentar con legitimo orgullo tan preciado antecedente, no dado a ninguna otra unidad militar.
El General Ricchieri escribió el borrador del Decreto de Recreación (un documento que se atesora en la Sala Histórica del Regimiento) y se promulgo con fecha 23 de mayo de 1903 por el Presidente Julio A. Roca; entre sus funciones, aquel Regimiento que tuvo su bautismo de fuego en “San Lorenzo’ y que luego se convirtiera en el corazón del Ejercito Libertador que cruzo los Andes en 1817, tiene el privilegio de ser la Guardia Presidencial.  En el año 1918 el Presidente Hipólito Yrigoyen, considerando que era un acto de justicia expresar el nombre del Gran Capitán y fundador del Regimiento que tantas glorias conquistara, decreta que a partir de marzo de ese año el Regimiento de Granaderos a Caballo se denominara además “General San Martin”, nombre que actualmente ostenta.
 EN CONCLUSIÓN: El “Combate de San Lorenzo” es un hito importante de la historia Argentina, porque se gano una batalla que no solo complico el abastecimiento de los realistas, sino que permitió establecer los límites definitivos de nuestra Nación en su aspecto fluvial y levanto la moral del Cuerpo de Granaderos y de las fuerzas Patrióticas. No hay que olvidar que el 20 de febrero se lograba otro gran triunfo en la “Batalla de Salta” con el Ejercito del Norte al mando del General Manuel Belgrano.
El entonces Coronel D José de San Martin (25 de Febrero de 1778 – 17 de Agosto de 1850) contaba con 35 años y comenzaba a volcar en el continente americano toda la pasión por una causa que lo inmortalizo en el corazón de los argentinos, es el Padre de la Patria y el Padre de una gran porción de América. Fue el comienzo de una carrera triunfal donde vive y vivirá con él, el espíritu Sanmartiniano.
La importancia estratégica de esta Batalla nos hace recordar con verdadero orgullo a quienes entregaron sus vidas en el legendario “Combate de San Lorenzo”, y nos invita con su espíritu a renovar y plantearnos una vez más los mismos objetivos de grandeza y libertad que se propusieron aquellos valientes Granaderos, aquellos compatriotas; que iniciaron el camino hace ya doscientos cuatro años para ya nunca más ser un pueblo sometido.
Honor y Gloria a esos valientes Granaderos, y a la memoria del Padre de la Patria Gral. D José de San Martin!
Los que quieran oír…que oigan
                   

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