CONDENA & PERDÓN El Papa Francisco autorizó ayer a través de una Carta Apostólica que los Sacerdotes absuelvan indefinidamente del pecado del aborto. “Misericordia et misera”
Por Oscar Dufour | 
El Papa Francisco evidencia no excluir a nadie, y así lo demostró el pasado sábado 12 de noviembre, cuando se llevó a cabo en la Plaza de San Pedro la última Audiencia Jubilar del Año de la Misericordia.
Cada palabra de Francisco, cada gesto o señal, recorren de inmediato el mundo, y van mucho más allá de los miles de peregrinos que asisten a verlo, de los millones de fieles de la Iglesia Católica, es una enseñanza para toda la humanidad.
Mi impresión, es que esta vez fue la inclusión el aspecto más importante y central. En ese marco, asombró su anuncio de autorizar a los Sacerdotes para que absuelvan indefinidamente el pecado de aborto, donde más que un broche final, pareció ser el comienzo de una nueva polémica, de un actual debate en el planeta.
Pero no es ahí donde quiero detenerme, ya que es bien conocida la postura de este Papa que ha revolucionado la Iglesia Católica y el mundo, porque siempre ha enfatizado y reafirmado en este último documento Papal denominado “Misericordia et misera”, que “el aborto es un pecado grave, porque pone fin a una vida humana inocente”.
Pretendo ocuparme y analizar críticamente cuál es el real motivo que llevó al Santo Padre a formular esta autorización, prolongando indefinidamente la licencia a todos los Sacerdotes que permite continuar disfrutando sine die de dicha capacidad de absolución. El Documento del Sumo Pontífice obliga a que el Código de Derecho Canónico sea revisado para incorporar la decisión Papal, ya vigente desde el comienzo del Año de la Misericordia.
Entiendo que este Documento de 20 carillas expresa el reflejo de su experiencia, primero como Sacerdote y luego como Cardenal y Presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, donde transitó una real cercanía con la gente recorriendo no solo las periferias y villas de Buenos Aires, sino todos los estratos de la sociedad, llevándolo a testimoniar por agosto de 2015 en una carta dirigida al Arzobispo Salvatore Fisichella, Presidente de la Pontificia Academia Para la Vida, que “Sé que es un drama existencial y moral. He encontrado a muchas mujeres que llevaban en su corazón una cicatriz por esa elección sufrida y dolorosa. Lo sucedido es profundamente injusto; sin embargo, sólo el hecho de comprenderlo en su verdad puede consentir no perder la esperanza”.
Concluyo entonces que no es otra cosa que el perdón lo que nuestro Papa Francisco señala acabadamente. El camino de la reconciliación también con nosotros mismos, que lo lleva a flexibilizar las milenarias y rígidas normas de la Iglesia Católica, con una visión abierta donde la Condena & Perdón transitan la voluntad de concientizar una realidad que no escapa a nada ni nadie en el mundo.
Defiendo a rajatabla el Derecho a la Vida desde la Concepción, el gran impulso de San Juan Pablo II que con su encíclica “Evangelio de la Vida”, ha potenciado la valoración y la defensa de la vida del infante concebido; al tiempo que con profunda convicción, siempre intento recorrer la senda de la misericordia, la reconciliación y el perdón, que como signo de los tiempos, pregona el Papa Francisco.
Por lo tanto, tal vez sea necesario como muchos de sus fieles y seguidores, que interprete el real sentido de la postura de Francisco, donde reafirma con energía su condena al aborto, pero extiende en el tiempo el período Jubilar. Una enseñanza que empapa a la Iglesia de Misericordia y trata de convertirla en perdón a todos sus fieles, con el elevado objetivo de no excluir a nadie. Todos tenemos en algún momento la necesidad de ser perdonados.
Son las enseñanzas de Francisco, el Papa de la Misericordia.
Los que quieran oír… que oigan
FUENTE: http://5minutosdenoticias.com/francisco-tiempo-la-misericordia/

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