En su visita a
Turín, el Papa Francisco denunció la mafia y la corrupción en Italia. Asistió a
la Catedral de San Juan Bautista, donde veneró en silencio la sábana sepulcral,
más conocida como Santo Sudario.
Ciudad
del Vaticano | Por Oscar Dufour | Su Santidad el Papa Francisco, después de su
llegada al aeropuerto de Caselle, comenzó su visita de dos días a la Ciudad de
Turín, en un encuentro con el mundo del trabajo, llevando una intensa agenda
que ocupó el domingo 21 y el lunes 22 de Junio.
El Sumo Pontífice
viajó a esa región, de dónde vienen sus orígenes italianos, para asistir a la
"ostentación" del Santo Sudario en la Catedral
de San Juan Bautista de Turín, que concluirá dentro de tres
días. Durante el ángelus, el Papa Francisco despertó una multitud de aplausos
al declararse "nieto" del Piamonte, ante unos 60.000 fieles entusiastas
en la Plaza Vittorio, en el centro de la ciudad. También tuvo como objetivo
celebrar el bicentenario de San Juan Bosco, el “Apóstol de los jóvenes”, un
piamontés que dedicó su vida a la educación de los niños desfavorecidos,
fundando la Congregación de los Salesianos, que hoy se encuentra en casi todos
los países del mundo.
La familia paterna de Jorge
Bergoglio, antes de su nacimiento, hoy el Papa Francisco; que nació en Buenos Aires en 1936; había
dejado Portacomaro, un pueblo del Piamonte, muy cerca de Asti, para instalarse
en Argentina; y en su homilía en la Plaza Vittorio, Francisco conmovió a los
piamonteses al recurrir a unos símbolos fuertes de la cultura regional, de la
que su abuela Rosa le hablaba en Buenos Aires cuando él era niño, fueron
momentos de intensa y notoria emoción, que poco a poco embargó a la multitud,
que lo escuchaba y vitoreaba.
Durante la
presencia del Papa Francisco en la Catedral de San Juan Bautista, no hubo
lecturas, ni discursos, ni cantos, ni música; solo varios minutos de contemplación
y oración delante de la sábana sepulcral de Jesús de Nazaret, acompañado con
algunos enfermos en silla de ruedas que ocupaban la primera fila de la
Catedral, un grupo de monjas de clausura, sacerdotes huéspedes de la Casa del
Clero de la diócesis de Turín, los canónigos del Cabildo Catedralicio, la
Comisión para la Síndone, el Cardenal Severino Poletto, algunos parientes del
beato Frassati, los Obispos de la Conferencia Episcopal del Piamonte-Valle de
Aosta y finalmente el séquito papal. Francisco, sentado frente a la reliquia de
Jesús, miraba y bajaba la cabeza, en contemplación y oración, antes de
retirarse se persignó, tocó el vidrio que protege y lo separaba del Santo
Sudario.
El Obispo de Roma, almorzó
en el Arzobispado con los jóvenes detenidos en la cárcel de menores ‘Ferrante
Aporti’, con algunos inmigrados, personas sin hogar y una familia de gitanos
romaníes. Por la tarde, después de visitar y de rezar en privado en el Santuario
de la Consolata, mantuvo un encuentro en la Basílica de María Auxiliadora, con
miembros de esa comunidad y con los salesianos; luego se trasladó a la Iglesia
del Cottolengo, para abrazar a los enfermos y discapacitados.
El Papa
Francisco contra la mafia y la corrupción
El Santo Padre
aprovechó su visita a Turín para abordar con la contundencia y sinceridad que
lo caracteriza, cuestiones que lo preocupan; ante el mundo de la empresa, lamentó
las manifestaciones de rechazo a los migrantes, un tema especialmente espinoso en el norte de Italia, en un
momento en que la Unión Europea se muestra dividida sobre su acogida.
Expresó, que "si la inmigración aumenta la
competencia económica, no se puede culpar a los migrantes de ello, porque son
víctimas de la injusticia, de la economía del rechazo y de las guerras. ¡Los
seres humanos no deben ser tratados como mercancía!".
El Obispo de
Roma crítico algunos de los males de Italia "no a la corrupción, que hoy es tan frecuente que parece haberse
convertido en un comportamiento normal, no a las conexiones mafiosas, a las
estafas, a los sobornos"; y agregó un "no a una economía
del desecho", afirmando que “hoy
en día se excluye rápidamente a quien no produce siguiendo el modelo de usar y
tirar".
En el día de hoy,
la primera cita en la agenda del Papa Francisco, fue en el Templo Valdense, a
posteriori volvió al Arzobispado, donde de forma estrictamente privada, mantuvo
un encuentro con algunos de sus familiares residentes en Piamonte, para quienes
celebró una Misa, y luego mantuvo con ellos un almuerzo. Ya de regreso al
Vaticano, durante su traslado al aeropuerto, recibió el saludo de jóvenes
pertenecientes a una iniciativa juvenil de los Oratorios de Turín.
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