De la Corte Suprema de Justicia
de la Nación, depende que el Gobierno Nacional que se encuentra en el
poder desde hace más de una década, salga triunfante o derrotado.
Por Oscar Dufour
El objetivo del ataque
al Juez Fayt es la Corte Suprema; es evidente que para el Gobierno, la
batalla por el control del máximo Tribunal de Justicia, es central; y si
el kirchnerismo lo ganara, haría no solo más difícil el Gobierno de su
sucesor, sino que le garantizaría una impunidad estatal nunca antes
vista, a través de la “ingeniería” judicial, construida para lograrlo.
En las distintas capas del Gobierno
Nacional, se extienden estructuras que tienen carácter de permanentes y
que permitirán a futuro, retener poder real. De mantenerse el
“satu-quo”, y el oficialismo de lograr sus objetivos en la Justicia, todas las “sospechas de corrupción” se verán día a día diluidas, hasta
desaparecer de la memoria colectiva.
La corrupción, es un fantasma que ha
acompañado toda la vida política Argentina; pero en este Gobierno, ha
alcanzado una intensidad inusitada, donde el ansia de poder de unos
pocos, la avaricia desmedida de algunos y luchar por el interés
individual de otros por sobre el interés grupal, logró que la Argentina
sea un País poco confiable para la inmensa mayoría del mundo.
La actual embestida contra el decano
miembro de la Corte Suprema, prestigioso jurista y maestro de maestros,
Carlos Fayt, no es casual ni coyuntural, obedece a las claras a un plan
desplegado por la Casa Rosada, para lograr el control del Alto Tribunal.
Tiempo atrás lo fueron la reforma al Código Civil, y al Código Procesal
Penal, verdaderas Leyes de autoamnistía encubierta. Hagamos un
ejercicio de memoria y recordemos de qué se trataba.
La reforma del Código Civil quita
responsabilidad al Estado en términos del Derecho, es lo más cercano a
la impunidad estatal; relevando de esta manera la responsabilidad del
Estado y sus funcionarios.
Para los que dicen lo contrario, me
pregunto entonces, ¿Por qué la nueva Ley establece puntualmente que “el
Estado no debe responder, ni aun en forma subsidiaria, por los
perjuicios ocasionados por los concesionarios o contratistas de los
servicios públicos” y “establece que la sanción pecuniaria es
improcedente contra el Estado, sus agentes y funcionarios”?.
Los que muy pocos exponen públicamente
referente a lo sustancial de la reforma del Código Civil, es que
estarían prescribiendo ocho años de Gobierno kirchnerista, al prescribir
las causas a los tres años. Sería de esta manera, como mencioné antes,
la primera amnistía encubierta lanzada por el Gobierno Nacional en su
propio beneficio.
En cuanto al Código Procesal Penal, en
particular, su artículo 5° cierra el camino a la cosa juzgada
fraudulenta, ya que dice que sólo se puede revisar un fallo si es en
beneficio del imputado. En general, solo afecta en lo sustancial a los
delitos federales y de Capital Federal, lo cotidiano de los reclamos por
violencia social y la delincuencia que azota a más del 90% de la
población, no se verán afectados por la modificación de esta norma,
puesto que son infracciones, delitos que están en jurisdicción de la
Justicia de sus respectivas Provincias.
En estas reformas lo que hay que
entender y no es difícil hacerlo, es que estas medidas van contra el
ciudadano común. Se estaría rompiendo con ello el Estado de Derecho en
la República Argentina; y por lo tanto son susceptibles de anulación por
el futuro Congreso Nacional, ya que su derogación sería plenamente
viable.
El objetivo tiempo atrás de la Reforma
al CC y CPP, y ahora el intento de control de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación; es un Estado autoritario en retirada, que se ha
vuelto para mal de muchos o de todos, irresponsable.
El primer freno al control del máximo
Tribunal de Justicia, lo puso el candidato presidencial Sergio Massa,
cuando en una semana logró reunir 2.750.000 firmas en contra de la
aprobación del pliego de Roberto Carlés, propuesto por la Presidente
Cristina Fernández, para ocupar el lugar vacante dejado por el
renunciante Eugenio Zaffaroni; fue acompañado entonces por un número
importante de Senadores Nacionales opositores.
En la actualidad, algunas cosas habrían
cambiado, y me refiero puntualmente a la postura con respecto a este
tema del veterano dirigente puntano y Senador Nacional, Adolfo Rodríguez
Saá; como expresara en mi nota del 7 de Mayo pasado,
en caso de quedar vacante, el lugar en la Corte que hoy ocupa Fayt y
que al momento resiste con absoluta dignidad, estarían muy avanzadas las
negociaciones con la Casa Rosada, para que la Senadora Nacional por San
Luis, Liliana Negre de Alonso, ocupe el lugar del veterano y
prestigioso jurista.
Es muy probable, que el candidato
presidencial Sergio Massa, tuviera conocimiento de este “plan B” del
Gobierno Nacional, y sería uno de los motivos, que junto al Gobernador
de Córdoba José Manuel de la Sota, los llevaran a dejarlo al margen del
acuerdo electoral en el espacio “UNA”, con vistas a las elecciones de
Octubre próximo.
Este llamado “Plan B”, además, de
satisfacer la Nación, la deuda que reclama el ex Gobernador de San Luis
para su Provincia, consistiría en que Rodríguez Saá consiga en el Senado
de la Nación, los votos para aprobar el pliego de Roberto Carlés,
candidato del kirchnerismo más duro a ocupar una plaza de Ministro en la
Corte Suprema de Justicia, y también los de la Senadora Negre de
Alonso, que sería propuesta al Alto Tribunal de Justicia, por sectores
afines al Gobierno Nacional.
En esta Argentina, donde la corrupción
sigue al hombre como la sombra al cuerpo; o mejor dicho, la corrupción
sigue al gobierno kirchnerista como la sombra al cuerpo; me vuelvo a
preguntar ¿cuál es el futuro de la Justicia?, y en consecuencia, ¿cuál
es el futuro de nuestro querido País?, donde con actitudes condenables y
absolutamente repudiables, como la que es víctima el nonagenario Juez
de la Corte Suprema, se está rompiendo el Estado de Derecho y la
independencia de poderes.
Conclusión
Argentina es un País que demuestra día a
día a través de sus actos, que nos encontramos sin Estado de Derecho,
sin controles judiciales, sin controles patrimoniales, sin controles de
la corrupción política, y sin controles sociales que permitan que la
competencia electoral, asegure que los que son elegidos reflejen después
las preferencias ciudadanas. Hasta tanto la clase dirigente no sea
nuevamente virtuosa, hasta que no actúe en función del futuro común, la
tendencia de fracaso no podrá revertirse, un virtuosismo que sirva para
crear un País digno, serio y desarrollado para las próximas generaciones
de argentinos.
Ante fuertes síntomas que reflejan sin ninguna duda el deterioro de
la sociedad, ante la lamentable realidad de que la corrupción sigue al
hombre como la sombra al cuerpo; recordemos siempre que somos un País
con poco pasado, tenemos un presente apenas incipiente y somos en
consecuencia casi todo futuro. No nos acostumbremos a lo inadmisible, no
bajemos los brazos, no volvamos habituales conductas, prácticas o
situaciones que no deberían ser posibles, y que alguna vez no lo fueron,
no permitamos que unos pocos nos hagan creer que son conductas
naturales, por favor, no lo permitamos.
Lo descripto no es atacar a un Gobierno,
sino intentar despertar a la política. El próximo Gobierno Nacional que
asuma en 2015 va a tener que ser un Gobierno que tienda puentes, el
próximo Presidente de la Nación, no va poder y no debe gobernar solo, y
tiene que ser el Presidente de la unidad nacional.
Como contraste, nada mejor que estas palabras finales que les dejo a
los lectores y que le pertenecen al Dr. René Gerónimo Favaloro. Pasó a
la historia enarbolando las banderas de la honestidad, fue Favaloro un
verdadero benefactor de la humanidad, poseedor de una dignidad de alma,
una conducta ética y moral admirables; son extractos de su libro
“Recuerdos de un médico rural”. “Todos somos culpables, pero si hubiera
que repartir responsabilidades, las mayores caerían sobre las clases
dirigentes. ¡Si resurgiera San Martín caparía a lo paisano varias
generaciones de mandantes!”.
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